Si un hombre sólo ve la popularidad, se convierte en un espejo, refleja lo que sea que necesite reflejar para ganarse la aceptación. Él es todos y no es nadie.
Si un hombre sólo ve el poder, se convierte en un lobo (merodeando, cazando y acosando un elusivo juego). El reconocimiento es su presa y la gente es su premio. Su búsqueda no tiene fin. Como resultado, quien no ve más que el poder se degrada a un animal, a un carroñero insaciable, no controlado por una determinación interna, sino por una tentación externa.
Si un hombre sólo ve el placer, se convierte en un carnaval de emociones potentes, vivo sólo en las luces brillantes, en los paseos salvajes, y en el entretenimiento excitante. Con la fiebre de la lujuria compite de carrera en carrera, satisfaciendo su insaciable pasión por sensaciones que luego de un tiempo volverá a buscar.
Buscadores de popularidad, poder y placer. El fin resulta ser el mismo para todos: una dolorosa falta de plenitud.
Sólo en la búsqueda de su Hacedor un hombre puede convertirse verdaderamente en un hombre. Porque al ver a su Creador el hombre logra dar un vistazo a lo que estaba destinado a ser. Quien ve a su Dios ve la razón de la muerte y del tiempo. ¿El destino? ¿El mañana? ¿La verdad? Todas son preguntas que están dentro del alcance del hombre que conoce su origen.
-Max Lucado.
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Esto fue publicado hoy (13 de febrero de 2012) en el blog oficial de Owl City.
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