jueves, 7 de julio de 2011

Te Veré En Mis Sueños

Les apuesto a que una somnolienta niña en algún lugar del mundo cerró sus ojos la última noche y de repente se encontró con ella misma dando vueltas.

Girando de mano en mano, danzando en el salón de baile con el amor de su vida. En lugar de su viejo top y pantalones de chándal que se había puesto antes de acostarse,  se quedó sin aliento al encontrarse cubierta por el más elegante y exquisito vestido de noche en el que jamás había puesto sus ojos. Con una sonrisa introvertida y humilde, ella se sentía, secretamente, la chica más hermosa de todo el salón… y créanme, es porque en verdad lo era.

Al principio ella estaba un poco vacilante porque a todo lo sentía algo difuso, y no estaba muy segura de quien era ese misterioso admirador que se encontraba bailando frente a ella. Pero ambos eran inconfundibles y obviamente ese guapo chico era el ÚNICO en un sorprendente smoking. Ella no podía explicarse esto, pero en el fondo SABÍA que estaba bailando con el hombre de sus sueños. Él le sonrió e instantáneamente sus rodillas se hicieron tan débiles como una miríada de mariposas, amenazadas para explotar desde su pecho. Ella no podía explicarse lo que estaba sucediendo, ella sólo podía sentirlo. La atmósfera era brillante y en un momento fue tan encantadora que ella no podía ni intentar no sonrojarse.

Había algo deliciosamente familiar en este dúo, en este príncipe y esta princesa y girando y balanceándose al ritmo de la orquesta. El lugar estaba lleno y sus movimientos en espiral cubrían su visión periférica con un vivo desenfoque de brillantes luces y colores, pero ella sólo tenía ojos para su chico, no se atrevería a quitar su mirada de la suya. Ellos bailaron y giraron por horas, hasta que ella observó una traviesa sonrisa extendiéndose por su rostro antes de que él le guiñara el ojo y la llevara a través de una puerta vacía para salir al aire nocturno. Como un semental. Ella se encontraba en un balcón con vista a un exuberante campo verde que se extendía por millas y en todas direcciones. Definitivamente, esta NO era la ciudad en la que había caído dormida. Este era un palacio, un viejo castillo de piedra construido a la derecha dentro de los roqueríos y los escarpados acantilados de las Montañas Alpinas. Apenas podía respirar. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Estaba en un cuento de hadas?


El crepúsculo se acercó rápidamente, como la caída de las estrellas sobre la vieja veranda de roca, y formaba piscinas de luz que parecían brillar y ondularse, como minúsculos océanos. El misterioso chico la tomó de la mano y la llevó por unas escaleras secretas que los dirigieron hacia abajo, a lo profundo de la oscuridad. El bosque alcanzó a abrazar al dúo, como en una procesión nocturna de grillos y ranas golpeando un gentil coro y serenando a los dos enamorados dentro del encantador reino arbóreo. Únicamente el más agudo de los ojos, mirando hacia abajo desde el balcón, podría vislumbrar sus silenciosas siluetas a través del jardín floreado, bordeando el estanque de peces dorados, y desapareciendo en una pesada espesura de abetos azules y pinos blancos.

La caída de la tarde se profundizó y ella todavía no podía dejar de lado toda la extraña familiaridad de esa oscuridad, la extraña belleza parecía encarnarse. ¿Qué había en ese misterioso chico? ¿Lo conocía de antes? Había algo en sus ojos… algo enigmático pero hermoso. ¿Era un extraño de un sueño distante? ¿Era un conocido de hace mucho tiempo que ya había olvidado? Una frívola punzada de adrenalina recorrió sus venas. Esto iba más allá de las palabras. Ella se maravillaba en silencio cuando se deslizaban a través de las sombras, como ladrones. Un túnel bajo la espesa y silenciosa noche, que se colgaba de las copas de los árboles. Su pulso golpeaba como truenos y sus ojos se abrían enormemente. De repente, una extraña sensación descendió sobre ella. Se sentía como si hubiese sido creada para ese momento. Este apuesto chico, esta sensación de romance y maravilla a su alrededor, esta realidad de ensueño. Ella apretó la mano del chico y sintió cómo la apretaba de nuevo.

Ella nunca se había sentido tan viva.


Ellos se adentraron en el espesor de la maleza hasta que el final del bosque parecía estar a un paso y en el centro de un pequeño claro. Vieron bostezar la boca de una caverna de cristal. La repentina vista la golpeó y quedó con piel de gallina, pero no la que consigues cuando algo te asusta… esto era real, un regocijo genuino. Sus mejillas se sonrojaban por la emoción. La áspera aureola de rocas que sobresalía desde la ladera, le recordaba la esquelética boca de un tiburón, algo que podía encontrar en un museo en el cuarto de ciencia de una secundaria. ¿Qué había en esa caverna? ¿Qué estaba haciendo ahí? ¿Qué tan profunda estaba? ¿Adónde los llevaría?

De repente, el chico volteó y le sonrió, como diciendo “¿vamos?”antes de señalar la cueva. Antes de que ella pudiera responder, él se inclinó y la besó, y en ese instante, todo se volvió lento y se sintió como si fuera capaz de oír las estrellas parpadear sobre su cabeza. El encapotado nublado se tiró hacia atrás y un cielo celeste se abrió sobre ellos. El mundo parecía estar a punto de estallar en energía y luz. Aún demasiado sorprendidos para pronunciar una palabra, el chico alto y guapo otra vez la tomó de la mano en la oscuridad, y le susurró cinco palabras a su oído:

“Esto no es un sueño”.

A continuación, tomados de la mano, dieron un paso hacia el opaco desconocido, preparados para cualquier cosa. Se lanzaban y daban sus pasos sobre el suelo, como el poderoso sonido de alas batiéndose, rompiendo el silencio como un trueno, y de repente, ellos caen. Ella se sentía como entrando a otro mundo, en el cual la gravedad no podía controlarla. Arriba el bosque, el castillo en los acantilados, y el verde paisaje del campo, todo parecía desarraigarse y caer dentro de la oscuridad tras ellos, como la boca de un tiburón tragándose todo. Ella sentía cómo gritaba, pero no de pánico, sino que era un grito alegre de pura felicidad. Todo era hermoso y ella estaba perfectamente feliz en ese momento congelado, perdida en un mundo desconocido donde por encima de todas las cosas, sentía que aquella era una experiencia abrumadoramente afortunada. Cerró sus ojos y saboreó el momento. Así que estaba cayendo en el amor que sentía.

Cuando abrió los ojos de nuevo, se encontró de regreso en casa y en su dormitorio. Todo estaba exactamente como lo había dejado, exceptuando su gran sonrisa y los rápidos latidos de su corazón. 

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Esto fue publicado el 5 de julio de este año (2011) en el blog oficial de Owl City.
La tercera y última imagen dice: cántame para dormir, te veré en mis sueños.

1 comentario:

  1. *_______________* ADAM ES INCREÍBLE.
    Él es el único que puede convertir un sueño en una historia bonita o en poesía. Lo amo lo amo lo amo!

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