Este lado de la vieja montaña
Donde solíamos acampar,
Lentamente está recordando
Las cosas que descubrimos en su interior.
Oh, las cuevas de cristal.
Nos despojamos de nuestras chaquetas
Y martillé los soportes
De las viejas sillas de metal
A las paredes, un crudo conjunto de escaleras
Que nos llevan hacia abajo.
Y atada a una cuerda
Para descender la pendiente,
Armada con un arnés,
Así que podríamos descender en la oscuridad.
Pero la marea llegó...
Y nos encontramos en el mar.
En las profundidades bajo el agua
Ambos nos dimos cuenta de que aún podíamos respirar,
Así que nos pasamos el día sumergidos,
Y nadamos en la noche...
El agua era clara,
Como la atmósfera pura.
Mientras retrocedemos y revoloteamos
A través de las cuevas
Repletas de su antigüedad
Y el resplandor crepuscular.
Nadamos de la mano
Sobre la blanca arena de satén,
Y tú dejaste un listón
En honor de la pálida luna,
Pero eso fue hace años.
Y nunca volvimos por el aire
Allí abajo...
Podemos ir a cualquier lugar.
El viejo mundo murió
Mientras nosotros tomábamos nuestro vuelo,
Como el halcón peregrino
Bajo las trasparentes olas azules.
Muy por debajo de las olas.
Pasamos las horas
Con flores submarinas.
Yo sabía que recordaría
Ese día de noviembre
En que nos sentimos vivos otra vez...
Porque nos encontramos en el mar.
En las profundidades bajo el agua
Ambos nos dimos cuenta de que aún podíamos respirar,
Así que nos pasamos el día sumergidos,
Y nadamos en la noche.
Nadamos en la noche...
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